"El orden viene primero, luego el amor" Bert Hellinger



"El orden viene primero, luego el amor"
Bert Hellinger


QUIÉN FUE BERT HELLINGER

Bert Hellinger nació en 1925 en Alemania y dejó su cuerpo en 2019.
Estudió filosofía, teología y pedagogía. 
Trabajó durante 16 años como misionero de una orden católica con los Zulúes en Sudáfrica. Allí se ocupó intensamente de la influencia de dinámicas de grupo. Posteriormente, Bert Hellinger se convirtió en psicoanalista y completó varias formaciones de capacitación en terapia primaria, análisis transaccional, hipnoterapia Ericksoniana y programación neurolingüística.

Más tarde, desde su experiencia y como terapeuta sistémico descubrió que dentro de los sistemas de relaciones humanas existen leyes y órdenes de compensación que denominó Órdenes del Amor y basándose en ellos desarrolló las Constelaciones Familiares.

La frase de Bert Hellinger, "El orden viene primero, luego el amor" me llevó mucho tiempo integrarla dentro de mi Ser…

Para mi el amor siempre ha venido primero.
De hecho, para mi el Amor era lo más importante y demostrarlo era primordial para mi.
Lo demostraba desde el hacer continuo hacía los demás como si eso fuera lo más importante y lo único que demostraba mi amor verdadero hacía ellos.
En esa continua hazaña me perdía.
Perdía la vida, perdía quién era, dejaba literalmente de existir.
¿Quién soy?, ¿Dónde estoy?, me preguntaba.
Me balanceaba entre la depresión y la profunda tristeza que no tenía fin, ni veía la luz al final de un túnel largo… muy largo.

Pasarón los años, pasaron las depresiones y las cosas que venían con ellas.
Y empiezo un camino conocido, pero olvidado hacía mi interno, hacía mi Ser, hacía quién soy…
De eso hacen ya más de 20 años, muchos y muy buenos maestros, espejos de vida que me han ido indicando el camino hacía mi Sanación, hacía lo que realmente soy, hacía mi niña y hacía mi adulta.

Dentro de ese Camino conocido pero olvidado, conozco a las Constelaciones Familiares y con ellas me deparo con la frase arriba mencionada de Bert Hellinger.
La rechazo, no me gusta, no es posible que así sea…
Sin Amor no hay nada, decía, pensaba.
Sigo en mi camino hasta que un día, sin que me dé cuenta, sin que me lo espere, sin controlar, el destino me trae la iluminación.
¡AH! Dije, ¡cómo estaba equivocada!, ¡Sin Orden no puede haber Amor, el orden precede siempre al Amor!, ¡Cómo no lo he visto antes!

Efectivamente, el Orden siempre viene antes del Amor.
Es fácil de reconocer en la vida cuotidiana.
¿Acaso en una habitación totalmente desordenada hay Amor?
¿Si entramos en una cocina llena de ollas sucias, platos hasta arriba en el fregadero, las encimeras llenas de cosas sucias y desordenadas hay Amor?

Reconocemos, ¿verdad?, que en estos ejemplos no hay Amor.

Lo mismo pasa con nosotros, a nivel sistémico, familiar.
De ese desorden se crean patrones, creencias, enfermedades congénitas y genéticas, entre otros desordenes.

Para que el Amor pueda salir, podemos decir que es necesario “sacar todo fuera de la habitación” y reordenarlo todo.

Muchas veces, conseguir trabajo es complicado.
Las relaciones de pareja no funcionan o son complicadas.
El dinero no entra, pero si sale.
Las relaciones con los hijos, padres, amigos, jefes, etc., son acaloradas.

Todos nos reconocemos en alguna de estas situaciones, ¿verdad?

El Amor es Paz, es Armonía, es Pertenencia, es ver el otro y ser visto.
Es ver el otro en uno mismo sin rechazo.
Es ver el otro con unos ojos de compasión porque yo también estuve ahí, y quería que me vieran sin prejuicios, sin rechazo, con amor.

Pero para que este Amor salga, hay que Ordenar, al igual que ordenamos la casa.
Hay que Ordenarnos dentro de nuestro sistema.
Descubrir que somos adultos responsables, llevando solo lo que es nuestro sin querer “arrebatar” lo que fue el destino de nuestro padre, abuelo, tía, u otro miembro de la familia.

Sólo cuando reconocemos lo grandes que son, lo valiosos que fueron, que sin ellos era completamente imposible que naciéramos tal cómo somos, reconocer que lo que ha pasado tanto en nuestras vidas como en sus vidas era lo que tenía que pasar para que el orden siguiera su curso y el Amor Incondicional de nuestro Sistema también.

Solo cuando dentro de nuestro inmenso sistema familiar nos damos cuenta de lo pequeños que realmente somos, podemos alcanzar con la “vista” lo grandes que son nuestros Ancestros.

Todo tiene su orden, y cuando uno, una se siente tan grande creyendo que lo puede hacer todo, arreglar todo, se pierde de si misma, de si mismo, se pierde de este Orden primordial del Sistema al que pertenece y desaparece.

Si, el Orden precede al Amor.
Sin Orden no hay Paz en el Sistema, no hay Armonía.
Las Constelaciones Familiares nos llevan a reordenar, nos llevan a la Paz, nos llevan a la Armonía.
Nos llevan al AMOR

Vera Sandra da Silva Videira


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